Willo es un joven renegado viviendo en el peligroso y árido paisaje de una nueva era glacial.Un día, al regresar de su habitual cacería de liebres en la colina nevada, descubre que su familia ha desaparecido.Después de una noche en la casa vacía. Willo comprende que no volverán. Desolado y en peligro, carga con su mochila y emprende un terrorífico y helado viaje de supervivencia. El espíritu de Perro dentro de su cabeza lo guía y es su única compañía.Una y otra vez Willo se verá forzado a cuestionarse todo lo que sabe.
Saga: No
Autor: S. D. Crockett
Traducción: Jaime Valero
Páginas: 307
Editorial: Fuera de serie (Aldea literaria)
Hay libros y libros, sin duda. En mis años de lectura me he topado con libros de muchísimos tipos, algunos olvidables, otros memorables. Pero, hasta el día de la fecha, no recuerdo haberme topado con un libro que no sólo pintaba sus colores, sino que traía su propia banda sonora. Porque a cada página que leía me venía a la cabeza la música que acompañaba el silencio, la multitud, la nieve, la montaña, la ciudad.
La cosa es que los perros no saben hacer fuego y cosas de esas, así que deben tener más cuidado que nosotros. Es el único problema de llevar el cráneo. A veces el espíritu del perro se me mete tan adentro que me olvido quién soy.
En un principio, parece un mundo de nieve casi eterna, con veranos muy cortos y suaves e inviernos duros y brutales. Willo, un muchacho de una familia que vive en las montañas, que habla con Perro, un día escucha cómo se llevan a su familia. Y que no vuelven. Perro, una especie de espíritu-ente imaginario, le indica que se mueva, que sobreviva, que no se quede quieto. Willo lleva la piel de Perro encima, y su cráneo sobre su propia cabeza. Sabe cazar y tienen un refugio en las heladas montañas. Y termina alejándose de hogar
que siempre conoció, hacia lo desconocido.
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Todas las historias horribles revolotean en mi cabeza. Las historias que te cuentan los barba-canas para que no vayas a la ciudad. Sobre los muertos de las ciudades. Sobre ladrones hambrientos abandonados en las montañas en invierno.
A partir de allí, la historia pasa de enfocarse sólo en Willo a mostrarnos la realidad que le rodea. No sólo la de la montaña y la nieve, sino del mundo en el que vive. Un mundo que parece ser Europa, luego que se diesen ciertos sucesos que se nos revelarán más tarde en el libro. Porque pasan cosas, muchas cosas, que nos hacen ver que Willo no estaba tan solo y aislado, que había un mundo allá afuera, y que ese mundo es muy relevante para lo que sucederá.
Es difícil hablar de detalles de la trama sin develar las sorpresas con las que nos encontramos durante la lectura: puedo decir que es una forma original de enfocarlo, al punto que me llevé varias sorpresas, aunque un par fueron esperables, el resto compensa con creces esos pequeños detalles.
La forma en que está escrito, en primera persona, te dice mucho de Willo, de cómo piensa y ve el mundo. Frases cortas, párrafos de pocas líneas, palabras directas. Es rara la página en la que no pinta, con pocas palabras, la situación en la que se encuentra, los opacos colores de ese mundo, muchas cosas que Willo no concluye pero que nota. Está escrito de forma rara, personal, casi como si no estuviésemos leyendo un libro, sino algo que le pasó a alguien. Y es eso lo que te da la pauta de cuán bueno es esta novela. Frases y párrafos memorables hay muchos, pero develaría parte de la trama, y uno de sus encantos es que no sabes del todo lo que pasa sino hasta el último capítulo.
Muy recomendable.
Nota: 10/10
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