Para quien viva en CABA, o al menos en la provincia, no le será tan difícil el ir más de un día, más de unas horas, a la Feria. Pero para quien viaja cientos de kilómetros para poder ir unas pocas horas, nunca una jornada completa, hay detalles que pueden afectar toda la experiencia.
Por ejemplo, los límites a la información.
Las colas en Buenos Aires son de esperar, y sabía que debía hacer varias en la Feria. Tenía mi lista de libros en una mano y paciencia en todo mi ser. Al llegar mi turno de preguntar por los libros, me encuentro conque sólo puedo preguntar por tres libros. Tuve que hace más colas para preguntar por ellos, y como resultado, no me traje ninguno de los que quería.
Ninguno.
No había ninguno de los que quería, y de los que pude alcanzar a preguntar.
Sin avisar, sólo cuando se llegaba a ser atendida, y quizás pensando que así no habría tanta cola. Lo cual resultó en que hubiese más colas, personas más frustradas, dinero que no gasté en la Feria porque no encontré nada de lo que fui a buscar, y reclamé al sitio apenas llegué a casa, con algunas propuestas para mejorar el rendimiento (quejarse es fácil, y lo que quiero es que la Feria sea algo que dé ganas de ir).
Resulta que había otras opciones, algunas de las cuales yo había propuesto, pero yo, confiada, no revisé lo suficiente. Lo que no sabían era el límite de tres libros por persona en informes: no fu una orden de arriba, al parecer, sino una muy mala idea de algún puesto por debajo. Una pésima decisión, con resultados mucho peores de los que se esperaba evitar.
Para peor, James Dashner estaba allí, y yo en mi ingenuidad pensé que podría pedirle un autógrafo. Miles de personas hicieron cola desde antes que abriese la Feria para verlo, al punto que tuvieron que trasladar la firma de una sala al exterior. La cola era tan larga que llegaba a una tribuna, llenándola a medias. Dos mil quinientas personas, mínimo, haciendo cola. Fue imposible, llegando tarde por contratiempos que acontecieron antes de arribar a la Feria, y por la mala organización de la firma por parte de la Feria. Le saqué fotos, eso sí.Al fin y al cabo, sólo me traje algunos libros, pero hasta ahora no justificaron ni el gasto del viaje ni los disgustos causados en el mismo:
- El último reino: Herederos de la magia, de Leo Batic
- Soy mago, de Leo Batic
- La gente anda diciendo
- La alargada sombra del amor, de Mathias Malgieu
- Blood magic, de Tessa Gratton
- Juego de tronos (Canción de hielo y fuego I), de George R. R. Martin
Empecé a leer el tercero de la saga de las hadas de Leo Batic. Cuando lo termine, iniciaré con la sección "Reseñado trilogías"
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