Con un padre que no puede tenerlo a raya y una madre que siempre está fuera de la ciudad, Timothy Freshwater ha sido expulsado finalmente de todas las escuelas de la ciudad. Su padre se ve obligado a llevárselo a su trabajo en el centro de la ciudad, donde el chico conoce al señor Shen, un misterioso anciano oriental que es el jefe del departamento de correos de la oficina de su padre. El tímido y elegante señor Shen es en realidad un dragón condenado a conservar una apariencia humana durante miles de años, hasta que pueda volver a su anterior forma atravesando La Puerta del Dragón.Hasta entonces, está sentenciado a servir al poseedor de la llave de oro. Por supuesto, es Timothy el que termina siendo el último amo del señor Shen. El chico, que es demasiado listo para su propio bien, al principio duda en asumir la tarea que le han encargado como amo del dragón, pero finalmente acepta el desafío de ayudar al señor Shen. A partir de ese momento, una sigilosa ninja y un trío de amenazantes taxis de color negro comienzan a perseguirlo...
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¡La sobrecubierta miente! Pero es bonita |
Al principio, Timothy, un nene inteligente, insolente y sin adultos que puedan darle los límites que necesita, es expulsado de la última escuela de la ciudad. Así que termina en el trabajo de su padre, donde su insolencia le termina ganando a dicho padre un buen rato de su jefe, y a Timothy un puesto como becario. Su jefe, el señor Bostezo, tiene un empleado que desentona con el resto, el señor Shen. Y, oh, caray, cómo desentona cuando sabe lo que es el realidad ese amable señor chino.
Así, Tomothy se ve arrastrado a una aventura que lo llevará hasta China, entre piratas, ninjas (¡la sobrecubierta miente!), taxis negros que no son lo que parecen (y sólo revelan sus objetivos al final), una madre ausente, un padre débil, una chica que ya ha tenido encontronazos con piratas y gente de lo más (aún) rara, como pastores de peces o millonarios locos.
Lo que más me ha gustado es la historia: si bien se nota que está escrita para personas de la mitad de mi edad, tiene cierto encanto que me atrae. En especial cuando la suerte acompaña de forma desmedida al protagonista, o cuando el peligro decide perdonarles porque, sin él, no habría historia. Sin embargo, en otras ocasiones Timothy tiene que esforzarse y salir de su zona de comodidad, y eso muestra que va cambiando de a poco.
Los personajes tienen sus altibajos: al principio el protagonista me resultaba odioso, pero conforme avanzaba la historia se fue mostrando más como el niño en busca de padres que le pusieran límites y estuviesen allí como adultos. Bostezo es infantil, el padre es una débil hoja muerta que arrastra el viento, la madre escapa a su sueño no realizado, y parece que todos los adultos a los que se les da un nombre tienen características exageradas, obsesiones raras o pasatiempos extraños. Y siempre parecen estar en el momento adecuado en el lugar adecuado. Pero es el señor Shen el que me ha decepcionado: siendo lo que es, debería actuar más como adulto y menos como un peso, a veces, muerto. Quizás se deba a su historia, pero no me termina de convencer que no sepa de cosas básicas que hasta un niño sabría. El saldo final es positivo, en especial en los últimos (e impresionantes) capítulos.
Si bien es un libro que incluye personajes e historias de un libro anterior de la autora, "Alex y el tesoro de la Laguna Roja", puede leerse sin problemas como tomo único.
Nota final: 7.5/10
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