En las Tierras Altas, una tierra sembrada de luchas, ambición y orgullo, dos jóvenes deberán aprender no sólo a sobrevivir, sino a asumir sus propios dones, su propio papel en el mundo.Orrec y Gry son amigos desde siempre. A pesar de pertenecer a dominios distintos, han crecido juntos en las Tierras Altas, una región tan dura como sus gentes. Los habitantes de todos los dominios fomentan un estado de perpetuo conflicto, ambicionando siempre aumentar sus posesiones a costa de sus vecinos. Lo único que logra mantener una frágil paz en este contexto son los dones.Los dones son poderes y cada dominio ostenta el suyo. Gry, como hija de la brantor de Barre, tiene el don de atraer a los animales para la caza. Orrec, por su parte, es hijo del brantor de Caspromant por lo que tiene el don de deshacer. Sin embargo, mientras Gry se niega a usar su don, Orrec se enfrenta a un terrible sino: tiene el don más poderoso de todos pero no puede controlarlo.
Mi primer encuentro con Le Guin fue, en una palabra, decepcionante. Sus historias de Terramar no lograron encender mi curiosidad. Luego, cuando vi la película de animación que el estudio Ghibli había hecho, sentí que era una causa pedida: si ni siquiera una película de ese estudio hacía que desease leerlo, era inútil. Pero decidí, contra toda lógica, leer otro de los libros de esta autora. El elegido fue "Los dones", primer tomo de "Los anales
de la Costa Occidental".
La diferencia con el primer libro que leí de la autora es notorio. No tanto por la trama,sino por los personajes: Gry es una muchacha que me gustaría conocer, Orrec es un muchacho bueno dotado de un poder demasiado grande para él, y ambos están en el medio de una historia en donde las conflictos entre brantores (algo similar a señores feudales) son comunes. Algunos personajes son muy queribles, otros son odiosos, y su comportamiento tiene profundidad: puede que se tarde en descubrir qué les mueve, pero una vez despejado el misterio, todo encaja.
La historia gira alrededor de Orrec, que no puede controlar su "don salvaje", altamente destructivo y sobre el que no tiene, al parecer, control. Es por eso que su padre decide sellar sus ojos, para proteger a sus seres queridos, y esperando que pueda controlar su habilidad. Por supuesto, la historia no es tan simple como se podría llegar a pensar, y se va complicando conforme pasa el tiempo, las estaciones y las intrigas entre brantores. No todos utilizan sus dones para el bien común, algunos sólo pueden utilizarse para hacer daño, y la única que se muestra con ganas de investigar al respecto es Gry, una muchacha que se ganó mi aprecio a pulso.
La familia tiene su historia, que está formada de varias historias, y me parecieron de la clase de relatos que te contaría tu abuela al hablar de su juventud. Ese fue uno de los puntos que más me gustó: sientes cierta familiaridad con sus personajes, aunque nunca hayas vivido en un entorno siquiera similar al de ellos. Los personajes cambian, crecen, evolucionan y descubren. Y la sorpresa mayor proviene al final del libro.
Me ha dado la impresión que este volumen es un "prólogo" de lo que está por venir en la saga, saga a la que le echaré un ojo en cuento pueda.
Nota final: 8/10
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