Y vino y se fue otro mes de Noviembre, con otro NaNo en donde participo, empezando con una idea fija que luego, cual semilla, germinó en algo mucho más grande.
Nada de princesitas tipo objeto, no la prota se hace bruja, vuela en dragona y rescata a una princesa que en realidad en hombre trans y siempre quiso hacer música porque es mudo. Y allá van en grupo hacia el castillo del rey que encerró a su hija en una torre, luego que su madre muriese asesinada por la botánica del reino, que no es ta así y parece que no eran sólo amigas, y luego hay Márids y Daos e islas del conocimiento en donde hay universidades con decana árabe y...
Oh, Monesvol, cómo quise tirar todo a la miércoles a mitad de camino. Cuarenta y cuatro palabras, me dije. Es una vergüenza. Me recuperé pocos días antes de terminado el mes, pero lo hice, y fue una alegría poder ver que no estaba más atrasada, que la historia estaba terminando, que iba bien y tendría una conclusión.
Y es el primer borrador, claro.
Porque "Calladita de ves más bonita" no termina aquí. Hay que corregir, editar, dar a betas para que lean, buscar artista para la portada y ver si lo publico, y en qué estado.
Han pasado problemas de salud, problemas legales que aún siguen, trámites importantes que te cambian la vida, decisiones que nunca pensé que iba a poder tomar un año atrás, y hoy he terminado (el primer borrador de) mi novela.
Y valió la pena cada día.
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