Otro de los tesoros de la Feria local del Libro de este año. Había oído hablar del personaje, pero nunca me había topado con la obra que lo inició todo. Y fue una lectura interesante y didáctica.
Al parecer, en Europa del siglo XIX la gente tenía predilección por los crímenes: tanto para resolverlos (Sherlock Holmes, Hércules Poirot) como para cometerlos (Arsenio Lupin y el mencionado Fantomas). La pasión con la que se escriben, y describen, ambos lados de los hechos muestra parte de la Europa de esa época, centrada en las grandes capitales y ciudades.
Fantomas es un hombre inteligente, multifacético, que no le hace ningún asco al asesinato, además del robo y de la suplantación de identidad. No es rara la ocasión en donde leemos sobre un personaje, no pensamos demasiado en ello, y al final resultó que pasó por debajo de nuestras narices sin que lo sospechásemos.
Sus acciones no le ganarán pocos enemigos: en el libro solamente tenemos dos, un miembro de la policía y un muchacho que quedó huérfano y son su nombre manchado por culpa de Fantomas. Irán tras el criminal, que es inteligente como pocos, para intentar detener su ola de crímenes.
Fue una lectura que, si bien se nota que fue escrito en otra época, su valor histórico y narrativo ameritan que se la lea al menos una vez.
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