En el archipiélago de Terramar hay dragones, magos y espectros; talismanes y poderes. Es un mundo gobernado por la magia y, ante todo, por las palabras, pues cada cosa posee su nombre verdadero, el designado durante la Creación, el que otorga a los hechiceros el dominio sobre los elementos y los animales.
En esta primera novela de la saga, el joven mago Ged protagonizará una serie de aventuras que lo transformarán profundamente hasta convertirlo en un auténtico héroe que colaborará con el restablecimiento del equilibrio cósmico.
Título: Un mago de Terramar
Autora: Úsula K Le Guin
Saga: Sí (Historas de Terramar)
Páginas: 222
Editorial: Minotauro
Año de publicación: 2003
Número y año de edición: octava, 2013
Número y año de edición: octava, 2013
Encuadernación: De bolsillo
Hasta que pude leer algo de la autora que no fuese fantasía, como La mano izquierda de la oscuridad, pensaba que no había mucho fundamento en su popularidad. Me demostró lo equivocada que estaba, y este libro es otra prueba de ello.
La premisa no es nueva, pero Le Guin escribe de una forma que te hace interesarte por ella, de nuevo, y que desees saber si es que pensabas se cumple. Ged, desde pequeño, sabe que posee magia, y la bruja del pueblo donde vie le enseña sus primeros pasos en ella. Cuando llega un ejército invasor a su poblado, Ged demuestra de lo que es capaz, y allí epiezan sus andanzas, literamente.
Un mago andante, Ogión, logra rescatarlo de su agotamiento mágico, y se convierte en su primer maestro. Ged no tarda en descubrir que las cosas no son como él pensaba que eran, y el esperable gran error sucede, algo que al principio no se vislumbra con la gravedad que corresponde. Ogión lo envía a una de las tantas islas de Terramar, Roke, donde se encuentra una escuela de hechicería.
Y en esa isla Ged cometerá el segundo error, el definitivo y que hará que se sienta muy nervioso y paranoico durante el resto del tomo. Pese a encontrarse con un buen amigo, Algarrobo, también allí encontrará a Jaspe, un muchacho con el que intercambian dulces palabras con corazón de veneno. Sin llegar a las manos, van escalando en antipatía hasta que pasa el suceso, y Ged se gana una de las características con las que más se lo reconoce.
-Puedes elegir nueve piedras de mi tesoro- dijo al fin (el dragón) y la voz le sibó y rechinó en las alrgas mandíbulas -Las mejores; elige las que quieras. ¡Y luego vete!
-No quiero tus piedras, Yevaud.
-¿Qué se ha hecho de la codicia de los hombres? En los días de antaño, los hombres del Norte adoraban las piedras brillantes...
Una vez fuera de la escuela, y ya con su vara, irá a vivir a las islas, pero no durará mucho allí. Sus aventuras lo llevarán a encontrarse con viejos amigos, sabrá del destino de un antiguo antagonista, tendrá batallas de astucia y voluntad, y comenzará una historia que seguiré, sin duda.
Nota final:8.5/10
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