Y he llegado al fin de la primera semana con mucho menos vapor que al comenzar.
Empecé poco después de la medianoche del primer día, lo cual me permitió tomarme algunas licencias respecto a la cantidad de palabras diarias. La historia que me atraía tanto antes resultó estar "vacía" en el sentido que debería estar construyendo algo tenso, algo que te haga preguntarte qué está pasando, y lo encuentro similar a un par de mis novelas anteriores.
Detesto a los personajes, y una de ellas ni siquiera tiene nombre. Las escenas geniales ahora aparecen solas, como esos recuerdos que tanto atesoras pero que no sabes cómo se conectan con el resto de la película. Pienso en el final y no veo forma de llegar a él de forma más o menos lógica, me faltan escenas y palabras.
Quizás se deba, en parte, a que he estado al borde de enfermarme.
Parciales, entrega de trabajos prácticos, obligaciones varias, estrés, el deseo casi incontenible de romperle algo en la cabeza a alguien, teniendo ese algo a mano y a ese alguien a mano también... Momento en el cual me di cuenta que era mejor entregar el parcial como estaba y salir, antes de agarrar la silla y estrellársela en la cabeza a un profesor que no dejaba de hacer ruido, de lanzarnos pullas, de contestar cada pregunta con "ahora añado algo más al parcial", de hacer que mi dolor de cabeza creciese a nivel exponencial y de molestar a toda el aula en general, con el sádico placer que exhibe quien no puede admitir ante le mundo lo que es, y se consuela torturando a quienes están bajo su mando, ejerciendo abuso de poder.
Abandonar ni pienso, eso no.
Aunque me gustaría poder dormir veinticuatro horas, olvidarme de las responsabilidades y disfrutar de las vacaciones cuanto antes. Faltan parcales, prácticos y finales, y no sé de dónde saco ánimo a veces para escribir.
Seguiré aunque sea para ver a dónde llego.
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