Este año fui a la Feria con la firma intención de analizar si valía la pena volver el año que viene.
La balanza se inclinó hacia el no.
Fui con un grupo cuya organización cayó en manos de Sandra, una docente con la que he ido varias veces la Feria y que me conoce de años de viajes. Puntual, que se adaptó a los avatares de la existencia, la seguimos sin problemas en el embarque, viaje, desembarque y regreso a nuestras tierras. Desayunamos una medialunas en un café de peatonal Florida que, si existe el cielo, las sirven ahí, paseamos por el cementerio de la Recoleta, La Boca y Caminito, almorzamos y nos fuimos al objetivo principal del viaje. Al regreso paramos en una estación de servicio de Campana, donde me pedí justo a tiempo la última hamburguesa en existencia (la misma chica que las cocinaba le dijo a la otra persona que, si hubiese llegado dos minutos antes, se la podría haber llevado), y fui con mi hermana, de yapa. Su primer Feria.
El problema fue la Feria en sí.
En Buenos Aires hay mucha gente. Mucha. Hay alrededor de quince millones de persona en la provincia, y casi tres millones sólo en CABA, así que es normal tener que hacer cola para todo. Puedo comprender que haya media hora de cola para ir al baño, y que haya mucha, mucha gente en la Feria, al punto que a veces no caminas, sino que fluyes como parte de una marea humana en algunos pasillos, obligándote a buscar rutas alterativas, como la parte posterior de los puestos (el techo quedó descartado por ser demasiado alto y no quedar cerca de los puestos a los que quería ir).
Ya en años anteriores había sufrido el que no se dignasen actualizar la bendita lista del inventario. Fui, feliz de saber que al fin podría adquirir "Eon", de Alison Goodman, y oh sorpresa, al llegar allí:
- En el puesto donde decía que lo tenían (Cúspide), no estaba.
- Cuando me indicaron en cuál podrían tenerlo, allí tampoco estaba
¿Para qué ir a la Feria, si ni siquiera se dignan en actualizar su inventario? De las decenas de libros que afirmaban tener disponibles, sólo encontré dos. De nuevo, el personal de Cúspide actuó con profesionalismo, teniendo una base de datos actualizada en donde te decía, al menos, dónde podría estar un libro que ellos mismos no tenían. Un puesto tenía una base de datos más actualizada que la de la misma Feria.
En el sitio de consulta, la Feria ni siquiera mencionaba que X libro estaba en el puesto Y. Cuando en Cúspide me dijeron que en el puesto Y "podría" estar, demostraron tener una base de datos mucho más actualizada y completa que la de la misma Feria. ¿Cómo se supone que pueda confiar en quienes organizan la Feria, si un sólo puesto tiene una mejor base de datos que ellos? Esto demuestra que no es que no puedan hacerlo (bien podrían pedírselo a Cúspide, por ejemplo), sino que no quieren, o no les importa, o tienen otras cosas más importantes que hacer. Está Tecnópolis por allí, hay muchas universidades con gente que desea tener una pasantía y bien podrían enviarles a que actualicen y comprueben la existencias cuando se hacen ventas, pero no, para qué.
Por unos años al menos, no pienso ir a la Feria. Pediré que me den el dinero para el viaje en mi próximo cumpleaños, y con eso pagaré el costo de envío de los libros que me compro por internet. Al menos así sé qué podré obtener y qué no.
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