Ya desde la franja roja, con alabanzas de la autora de ese fanfic porno lo veía mal, pero no había que juzgar a un libro por su portada, me dije, y lo pedí en le biblioteca. Empezaba de forma más o menos decente, con un ritmo que se me hacía lento pero sin llegar a ser pesado. Oh, la familia de Tess tiene parientes ricos. Oh, el padre la manda a trabajar porque ya no tienen caballo para llevar su mercancía al mercado. Bien, hasta ahí, más o menos.
Y entonces llega el machito de la familia rica.
Familia que, al final, no está emparentada con la de Tess, y se apovecha de la joven apenas la tiene en su poderoso carro. Portándose como la clase de varón que se merece unos cuantos cachetazos y una orden de alejamiento (siendo el libro escrito en el siglo diecinueve y todo), con evidentes intenciones para con la protagonista.
Ya en la página ciento cuarenta me pregunté si quería seguir leyendo y me dije que no, porque no me interesaba. Para misóginos aprovechadores ya tengo mi realidad. Al menos me he sacado la duda y se que esta clase de libros no son para mi.
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