Reseña: El ladrón del rayo, de Rick Riordan

Aprendí a leer cuando mis padres, hartos de leerme, me enseñaron las primeras letras. Eso fue hace casi un cuarto de siglo atrás, en el cual no he dejado de leer, y no sólo libros. Es por eso que, cuando encuentro una nueva historia, sé que no será cien por ciento original: ya todo se ha escrito, y la forma de hacer algo creativo es, más que nada, la forma en que lo escribes.

Ejemplo de genérico

"El ladrón del rayo" es el ejemplo perfecto de partida.

Si tuviese que definir con una sola palabra al libro, sería "genérico". La única cosa que me gustó fue cómo representaron la isla del placer, ya que el resto, de original, no tiene nada. Un trío de adolescentes, el protagonista con una casa y familia horrible, la chica inteligente y con poca vida social, el amigo incompetente (ese fauno me resultó, más que cómico, simplemente estúpido), todos en un lugar en donde sus habilidades podrán ser reconocidas, la traición al final del libro (que ya anuncia la oráculo al principio), la gran misión asignada a tres adolescentes... Todo eso se ha hecho antes, y de mejor manera. Harry Potter es el más evidente ejemplo, y el que más en evidencia pone el contraste entre una novela genérica para adolescentes, y una buena novela (¿solo?) para adolescentes.

Leer este libro es adentrarse en un pastiche de universo, en donde las divinidades de la antigüedad deciden que no les basta con traer descendencia divina, quieren amoríos con humanos, y el resultado son semidivinidades, como el protagonista. Hay un malo malísimo que desea hacer el mal, por supuesto, y Percy tendrá que impedir que el mundo sea destruido.

En el camino se encontrarán con diversas personas, sin sospechar que, si están en un universo como el planteado, sería muy, muy buena idea el saber sobre mitos antiguos. Incluso quien no los haya estudiado reconocerá muchos personajes, lo cual demuestra más sentido común que los protagonistas (más, incluso, que la más inteligente del trío). Lo que en otros libros pasa por algo más o menos lógico, aquí se evidencia en toda su ridiculez: esta es la clase de libro que debe leerse para saber que no hacer en una novela juvenil, si se desea que sea algo con personalidad en vez de un libro genérico y sin nada nuevo, que quedará en la memoria como una pérdida de tiempo, en especial debido a la oferta de más y mejores libros del tema.

Es evidente que se intentó reproducir el éxito de la famosa saga de Rowling, pero Riordan no le llega ni a los talones, ya que a la gente le gustan las novelas de Harry Potter. Perfectamente olvidable.

Nota final: 4/10 (y gracias)