Una de las pocas cosas buenas que trajo la última de las ferias del Libro de Buenos Aires fue lo que conseguí en el puesto de Pictus. No sólo tenían en inventario y en su puesto todo lo que decía el sitio oficial (milagro de los cielos), sino que encontré muchas cosas bonitas e interesantes.
En este libro, que como ya es costumbre de Pictus tiene bellas ilustraciones en la tapa y contratapa (a color), se nos cuenta la historia de Odd, un niño que vive en un pueblo vikingo. El muchacho no lo está pasando nada bien: su padre murió unos años antes, él tiene una pierna casi inutilizada, y su madre se casó con un hombre con muchos hijos que maltrata y desprecia a Odd.
Cansado del maltrato, y con un invierno que no parece terminar y que pone a la gente agresiva y malhumorada, Odd se va a la cabaña que su padre, leñador, usaba cuando iba a cortar árboles al bosque. Con una tira de pescado como único alimento, se encuentra con un zorro, que lo lleva a salvar a un oso, que está en compañía de un águila con un solo ojo... Y a esta altura ya debería saberse que no son simples animales en realidad.
A partir de ese momento, Odd se embarca en una aventura que incluye elementos y personajes de la mitología nórdica. En ocho capítulos, cada uno con una ilustración en blanco y negro (que no muestro porque sería adelantarles sucesos importantes de la trama), se narra una historia de esas que te lees entera en lo que te dura un café con un tostado, un día de lluvia, en tu pastelería favorita.
Gaiman nos cuenta, con su maestría para narrar historias, un cuento largo que puede ser disfrutado por una niña de ocho años o de sesenta.
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