Antes, publicaba mi lista completa de libros, y a la vuelta, mostraba cuáles había logrado encontrar. El tema es que, el año pasado, limitaron la búsqueda de libros a tres, al menos en los centros de información física, dentro en la Feria, por persona. Así que descubrí, de modo no muy amable de mi parte (mea culpa, y gracias al personal de la Feria por aclararme que sí existía) este buscador, sólo disponible durante la Feria (por obvios motivos).
De los treinta y dos libros que quería para mí, sólo he encontrado... cinco.
Cinco elementos, entre libros y autores.
Comienzo a entender ese deseo de obtener ése libro, escrito por esa persona o personas, que nunca logras encontrar. Que se te escapa, aunque busques en ferias, librerías, sitios web y, a veces, no puedes resignarte a leerlo en PDF, porque ni siquiera en ese formato está. Es ese dolor sordo, que revive sin morir cada Feria, recordándome que es uno de esos libros no leídos.
No recuerdo quién dijo que los libros más importantes no son esos que has leído, sino los que aún no has leído. Y con cada año que pasa, esa biblioteca de textos sin hojear, sea en el formato que sea, aumenta. Títulos que se repiten año tras año en mi lista, dejando atrás a libros obtenidos, a los cuales he dejado atrás por falta de interés, o porque logré leerlos en PDF y no estaban a la altura de mis expectativas.
A la caza, de todas formas. Que esos libros no serán todos los que quiero, pero son los que puedo alcanzar. Y a los otros, ya los atraparé.
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