Dos éxitos.
El primero fue mucho más espectacular, quizás por la novedad de saber que había alternativas, que había una comunidad y que tendía más herramientas disponibles de las que creía. El segundo, con un proyecto complicado, tres veces reescrito y nunca terminado, ha mostrado al fin hacia dónde se dirige. Con facultad de por medio, trabajos a realizar, obligaciones que cumplir, con todo es y el tiempo en contra, lo he logrado. "Luna violeta" ya no es una mezcla de dos cosas que me encantan, sino que tiene su propia personalidad. Aunque sea un borrador, es mucho más de lo que había escrito antes. Y aún no ha terminado: cuando escriba el FIN, sabré que es posible terminar algo que se te resiste.
Ahora, a terminar la historia.
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