En el primer libro de la extensa saga
de Mundodisco, lo impensable sucede de golpe y porrazo: un turista ha
llegado a la ciudad de Ankh-Morpork. Ignorante del sitio al que acaba
de llegar, sin entender el idioma y con una caja andante de un
material tan escaso como valioso en el Disco, Dosflores se adentra en
la pintoresca ciudad con su caja de dibujos, acompañado de
Rincewind, un mago expulsado de la Universidad Invisible a la que el Patricio le ha hecho una oferta que no puede rechazar.
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Primera puerta a Mundodisco |
Y la situación sólo puede empeorar.
Al principio se aprecia cómo la
presencia del turista puede hacer arder toda la ciudad: y Rincewind,
encadenado al loco con la cabeza llena de fantasías e ignorancia, y
el cofre lleno de oro, sufre cada paso. Pasos que lo llevan a una
montaña invertida con dragones que sólo existen si crees en ellos,
a un templo temido por todo ser vivo, a ser elegidos como sacrificios para que un
“barco que navega fuera del Disco” llegue a cumplir su misión...
Semejante cadena de sucesos no puede
ser posible sin las divinidades de Mundodisco, que juegan rol con los
protagonistas y se divierten de lo lindo con el resultado de los
dados. Y quien lea este libro se encontrará con risas a cada página,
por lo general a costa de sus personajes, algunos más curtidos que
otros en las vicisitudes de ese mundo, creado con divinidades con
bajo presupuesto y mucha imaginación. Y un escritor con talento, sin
duda.
Nota final: 8.50/10
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