Si alguna vez han disfrutado Homestuck (creado por Andrew Hussie) tendrán familiaridad con el tema de diversas líneas temporales. Dada la complejidad y la enorme cantidad de personajes de dicho webcomic, pensé que el concepto no podría expresarse en un relato corto, y aquí viene Lem a demostrare, en el "Séptimo viaje de Tichy"

En el octavo viaje, nuestro protagonista presenta una petición a una entidad universal, solicitando se incluya a la humanidad en su ámbito. Su nerviosismo es el menor de los problemas que se le presentan, y más aún con el inesperado y desternillante final. Decir más es arruinarles la sorpresa. Luego vendrán viajes a planetas e donde sus habitantes se esfuerzan en ser catalogados como marinos, cerca de otro con un método infalible para combatir la corrupción. O quizás prefieran leer los motivos por los cuales la población de otro planeta se parece más a muebles o un collage de seres vivos que a humanos. Porque lo que más resalta en este libro es el antropocentrismo de la ciencia ficción, ya denunciado con "Solaris", y lo divertido que es un universo con más diversidad biológica. Y con otras visiones sobre, por ejemplo, la robótica y la forma en que una mente lidia con la soledad en el espacio, en especial si se rejuvenece a tiempo, digamos, "normal" tomando como parámetro la Tierra. Y la forma en que se lidia en otros con las lluvias periódicas de meteoritos merece mención especial. El señor Tichy puede dar fe de su éxito.
Terminada la sección de viajes, comienza la de memorias, en las que Ijon Tichy narra sus aventuras centradas en el planeta Tierra, no menos interesantes por tener personajes, más que nada, humanos. Los robots se observan desde otra perspectiva, las almas pueden materializarse en objetos, las máquinas del tiempo no son como las pintan, la clonación puede ser peligrosa, las máquinas para lavar la ropa pueden tener demasiadas ínfulas, y la locura puede afectar a los robots, de paso. Y todo culmina con la carta que llama a salvar el espacio del turismo, lleno de niños malcriados, adultos maleducados y sucios, desconsiderados e indeseables, en especial cuando una planta exótica decide que quiere coleccionar orejas de turistas, de la misma forma que un herbolario diseca hierbas.
Nota final: 9.5/10
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