viernes, 29 de enero de 2016

Reseña: "El conde de Monte Cristo" - Un clásico con laureles muy bien ganados

Edmundo Dantés es un joven marinero, honrado y cándido, que lleva una existencia tranquila. Quiere casarse con la hermosa Mercedes, pero su vida se verá arruinada cuando su mejor amigo, Fernando, deseoso de conquistar a su prometida, le traicione vilmente. Condenado a cumplir una condena que no merece en la siniestra prisión del castillo de If, Edmundo vivirá una larga pesadilla de trece años. Obsesionado por su inesperado destino, dejará de lado sus convicciones en torno al bien y al mal, y se dedicará a tramar la venganza perfecta. 

Historia transida de densidad moral y cívica, El conde de Montecristo es, hoy como ayer, una novela amena, iluminadora y fascinante en sus múltiples dimensiones.

Título: El conde de Monte Cristo

Autor: Alejandro Dumas

Traducción: E. V.

Saga: No

Páginas: 1156

Editorial: Grandes clásicos Mondadori

Edición: tercera, febrero de 2006

Paseábame yo por la biblioteca de siempre en los días anteriores a su cierre por vacaciones, con una sed y un hambre de lecturas nuevas. La biblioteca cerraba por todo Enero, por lo que podíamos llevarnos dos libros a la vez y no sólo uno, como es usual. Pasé por la sección e ciencia ficción, ojeé la de libros juveniles, y al final mis ojos se posaron en el tomo de tapas negras, desgastado por el tiempo y las manos ávidas de saber qué sucedía a la página siguiente.


-¿Y quién habla de matarle, imbécil?- replicó Danglars -Sólo se trata de una simple broma. Bebe a su salud- añadió, llenándole un vaso -y déjanos en paz. 
-Sí, sí, a la salud de Dantés- dijo Calderousse apurando el contenido de su vaso -a su salud... a su salud... a su... 
-Pero, ¿el medio? ¿El medio?- murmuró Fernando.-¿No lo habéis hallado aún? 
-No, vos os encargasteis de ello. 
-Es cierto- repuso Danglars -los franceses tienen sobre los españoles piensan y los franceses improvisan. 
-¡Improvisad, pues!- dijo Fernando con impaciencia.
Edmundo Dantés, joven prometedor, que ama a su padre y está a punto de casarse con su prometida, ve su futuro ensombrecerse gracias a los celos, la envidia, la ambición y el odio de cinco personas de su entorno. Lo que en principio parece ser una "simple broma" termina con él durante años en el castillo de If, una cárcel de la que no se sale a menos que seas un cadáver.


-Sabéis muy bien, padre mío, que el general no se ha suicidado, así como que en el mes de Enero nadie se baña. No, no, no os engañéis a vos mismo. Su muerte está bien clasificada de asesinato. 
-¿Y quién la califica así? 
-El propio rey. 
-¿El rey? Lo tenía por filósofo: ¿cómo cree que en política haya asesinatos? En política, querido mío, no hay hombres, sino ideas; no sentimientos, sino intereses; en política no se mata a un hombre, sino se allana un obstáculo.

Las obras con muchos personajes corren el riesgo que no se los pueda distinguir; Dumas los traza en unas pocas líneas y los hace memorables. Aunque haya varios en una escena, apenas sueltan una frase ya se sabe de quién se habla, ya que cada uno tiene su propia personalidad, su evolución, su historia previa y su actualidad, primero con Edmundo Dantés, luego con quien le da el título a esta obra.

-Pienso, en primer lugar, en la inmensa inteligencia que habéis empleado para llegar a esta situación. ¿Qué no habréis hecho gozando de libertad? 
-Quizás nada; acaso mi cerebro exuberante se hubiera evaporado en cosas pequeñas. Así como es necesaria la presión para hacer estallar la pólvora, así el infortunio es necesario también para descubrir ciertas minas misteriosas ocultas en la inteligencia humana. La pasión ha concretado todas mis facultades intelectuales en un solo punto, que por ser estrecho ha ocasionado que ellas choquen unas con otras. Como ya sabéis, del choque de las nubes resulta la electricidad, de la electricidad el relámpago y del relámpago la luz.

Dantés pasa por mucho en la cárcel: rabia, locura, deseos de morir, deseos de vivir, confusión, calma, etc., no en ese orden. Con la ayuda de un abate que todos consideran loco, se vuelve más inteligente, más sabio, y aumentan sus motivos para salir del castillo de If.


-Ahora- murmuró (...) -adiós bondad, humanidad y gratitud... adiós, todos los sentimientos que ennoblecen el alma. He querido ocupar el puesto de la Providencia para recompensar a los buenos... ahora cédame el suyo el Dios de la venganza para castigar a los malvados.

Fuera, ha vuelto y se ha vuelto a ir Napoleón de Francia, sus amores y sus odios han seguido su vida sin él, y parece que la fortuna les ha sonreído a todos los que le han hecho mal. Como una gran burla a la justicia divina, los malos de la novela se han encontrado con la fortuna y un futuro brillante al que desean llegar.


-Desde luego- dijo el conde -Entendámonos. Me batiría por una fruslería, por un insulto, por una palabra, por una bofetada, y eso con tanto más desprecio cuanto que, gracias a la habilidad que he adquirido en todos los ejercicios de armas y en la costumbre que tengo del peligro, estaría casi seguro de matar a mi contrario. ¡Oh!, sí, por todo esto me batiría en duelo; pero por un dolor lento, profundo, infinito, eterno, devolvería, si era posible, un dolor semejante al que me habrían hecho: ojo por ojo, diente por diente, como dicen los orientales, nuestros maestros en todo, esos elegidos de la creación que han sabido formarse una vida de sueños y un paraíso de realidades. 
-Pero -dijo Franz. al conde-, con esa teoría que os constituye juez y verdugo en vuestra propia causa, es difícil que vos mismo escapéis del poder de la ley. El odio y la cólera ofuscan la mente, y el que toma la venganza por su mano se expone a beber un amargo brebaje. 
-Sí, si se es pobre y torpe; no, si es millonario y hábil. Por otra parte, lo peor sería ese último suplicio de que hablábamos hace poco, el que la filantrópica revolución francesa ha sustituido al descuartizamiento y a la rueda. ¡Y bien! ¿Qué es el suplicio si se está vengado?

La novela, dividida en cinco partes, narra la historia desde el momento en que Edmundo Dantés regresa, un feliz y alegre muchacho, a sus afectos, y cómo su personaje va cambiando luego de la prisión, de un escape del que se habla durante años, y de lo que hace una vez logra llegar de nuevo a tierra, sin nadie que piense que sigue con vida.

-Me parece que exageráis la situación, caballero -dijo la señora Danglars, cuyos ojos se iluminaron por un fugitivo resplandor-. Esos surcos de que hablabais hace un instante han sido trazados por todas las juventudes ardientes. En el fondo de las pasiones, más allá del placer, hay siempre un poco de remordimiento; por esto el Evangelio, ese recurso eterno de los desgraciados, nos ha dado por sostén a nosotras, pobres mujeres, la hermosa parábola de la pecadora y de la mujer adúltera. Así, pues, os lo confieso, recordando esos delirios de mi juventud, pienso algunas veces que Dios me los perdonará, porque, si no la excusa, al menos se ha encontrado la compensación en mis sufrimientos; pero vos, ¿qué tenéis que temer en todo esto, vosotros los hombres a quienes el mundo disculpa todo, y a quienes el escándalo ennoblece?
Esta es la clase de libro largo, de más de mil páginas, pero que no parece extenderse más de lo que debería. A veces, el saber lo que el conde planea, verlo ejecutar sus movimientos sabiendo que es él, y que los demás personajes no lo saben, da una sensación de complicidad. 


-Ya que estamos en camino -dijo Beauchamp-, vamos a visitar a Montecristo. El os distraerá, es un hombre admirable para serenar los espíritus. Jamás pregunta, y según mi modo de pensar, las personas que jamás preguntan son las que con más habilidad consuelan.
Un clásico que tardé en leer, y que ahora que he terminado, puedo decir que se ha ganado sus laureles con honores. No es de extrañar que la versión Anime de esta novela, que salió al aire en 2004, haya sido la maravilla que resultó ser, más allá de su muy memorable aspecto visual y sonoro.

Nota final: 9,5/10

0 comentarios:

Publicar un comentario