Tres veces.
Tres veces me senté y empecé a leerlo, para dejarlo unas pocas decenas de páginas después. La historia, lisa y llanamente, no conecta conmigo. Llego a un punto en que pienso que es más una obligación que otra cosa, y para eso mejor leo algo que me guste
Plata a la basura |
Veamos: tres niños se mudan a una nueva casa, demasiado barata para ser verdad, y al poco de mudarse descubren por qué. Brujas del Viento, Colosos, un aviador de la Primera Guerra Mundial con ideología de la época, piratas... Bien, no debería ser malo, pero no me atrae. Es una historia que se interconecta con otras historias, pero hay formas de hacerlo que te hacen querer leer, y hay formas como esta... en la que no quieres.
Y lo he intentado, de verdad, pero ya no tengo ganas de quedarme a leer un libro hasta el final, como si fuese algo que tengo que hacer, una tarea. Los personajes no me caen bien, la historia no me atrae, el escenario no me interesa y lo poco de interesante que le veía al principio se esfumó enseguida.
Ese libro llegó a la categoría de "libros que me tienen harta" a las ciento cincuenta páginas. Y esas páginas fueron leídas con esfuerzo, cada vez con menos ganas y paciencia. Muchos personajes (algunos de los cuales necesitan un buen sacudón o cachetazo), pocas cosas interesantes, demasiadas páginas y la certeza que una gran escritora puede no tener los mismos gustos literarios que tú.
Dinero tirado a la basura, eso es lo que es.
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