Muy buena historia, pero la redacción... |
Esta es la clase de
libros por los que siento pena, realmente pena, cuando los abandono.
El título era
interesante, y el sumario me daba curiosidad. Además, el tema me atraía, y la
portada no espantaba. Era una de las adquisiciones de la biblioteca que pensaba
que me iba a gustar... y no.
La forma en que escribe
Belenguer me recuerda a Batic, del cual ya reseñé su trilogía (que era
pentalogía), y no de buena manera. Comienza con la historia de hace doscientos
años atrás, donde el antagonista da sus primeros pasos, explicando por qué
llegó a ser lo que fue. Aquí se comete el error inverso a "no digas,
hazlo", de la siguiente manera:
No sabía por qué, pero presentía que su destino no le ligaría a aquél sitio por mucho tiempo.
Como esta frase son...
todas, al menos todas las que he alcanzado a leer. Hace, y dice, adelantando y
no dejando lugar para la duda, el misterio o la intriga. Es dolorosamente
evidente lo que sucede, lo que va a suceder y casi el por qué. Es estar en el
cine con esa persona que vio una película y te avisa de cuán importante es X
detalle. Pero, en vez de dejarte con la intriga, te lo dice todo.
Sebastian no borraba su críptica mueca, saboreando una sensación hasta ahora desconocida para él: el poder del miedo.
Nunca había experimentado una sensación tan agradable. De algún modo, percibir el pánico que generaba en los demás le había dado un nuevo cariz a su situación entre los otros niños. Seguiría siendo repudiado y rechazado, pero en su interior sabía que algo había cambiado. Como el ave Fénix, había resurgido un nuevo Sebastian, consciente de su propia potestad e influencia. Su vida, tal y como él la había entendido hasta entonces, acababa de cambiar.
Como estos ejemplos hay
cientos, uno por cada oración donde se describen cambios, ya sea en la
información que obtienes al leerlo, o en la escena que transcurre. Y es eso lo
que me da pena.
La vida es demasiado
corta para leer libros que no quieres leer. Y este libro, donde falla de forma
espectacular, es en la redacción. Pero, a diferencia de Batic, que tiene
momentos como estos y momentos brillantes, la balanza con Belenguer cae con
poco peso a su favor. Y es que, al tratar una historia así de la forma en que
la escribe, termina siendo el punto más negativo e todos.
Abandonado, con pena, y
adiós.
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