sábado, 14 de febrero de 2015

Reseña: "Arlington park" de Rachel Cusk

7:58 Posted by Unknown , , No comments
En su sexta novela, Rachel Cusk, una de las escritoras más prestigiosas e innovadoras del panorama literario internacional, indaga con valentía en las zonas más oscuras de la sociedad contemporánea. El título hace referencia a un moderno barrio residencial del centro de Inglaterra, donde varias familias de clase media fingen que no han renunciado a la vida. La acción transcurre a lo largo de un solo y lluvioso día, y en cada capítulo conocemos la intimidad, la frustración, el deseo, el odio o incluso la locura de varias mujeres, esposas y madres, enfrentadas a su soledad, a la tiranía de la maternidad o a los claroscuros del matrimonio. Nada escapa a la fulminante mirada de Cusk, capaz de desnudar sin piedad la apariencia paradisíaca de unas calles ajardinadas frecuentadas por bicicletas y niños. Un mundo terriblemente real. Con un estilo elegante, lúcido, analítico y transido de una belleza estremecida, Rachel Cusk, comparada a menudo con Virginia Woolf, ha construido una de las piezas narrativas más ambiciosas e hipnóticas de la reciente literatura anglosajona.

Título: Arlington park

Autora: Rachel Cusk

Saga: No

Páginas: 304

Editorial: Lumen

Año de publicación: 2008

Encuadernación: Tapa dura

Esta es la clase de libro que se le da a quien piensa que el matrimonio y la descendencia son cosas fáciles, siempre bellas, nunca denigrantes, y que el feminismo ya ha avanzado lo suficiente. Una dosis de realidad, dígase. En especial, cuando está ambientado en un barrio de clase media alta, donde las familias que allí viven eligieron el barrio porque pensaba que allí encontrarían paz, desafíos, o algo que llenase sus existencias.


Pero durante aquélla hora en el Club Literario, Juliet cobraba forma humana. 

Si alguien alberga alguna duda de por qué hay tantas mujeres que no desean casarse ni tener descendencia, que lea este libro y encontrará los motivos: las mujeres de estos relatos son casadas, madres con uno, dos, tres o cuatro hijos, con maridos que no las ayudan, que no las apoyan, que piensan que está todo bien así y que por qué su esposa se altera porque un misógino la insultó en la cena, que en realidad era culpa de ella porque se pasó con la bebida, y así. Mujeres frustradas, que ven malgastados sus talentos, donde la locura, el desamor, la misoginia, la dictadura de la propia descendencia y los maridos apáticos, egoístas, demasiado concentrados en lograr su vida en vez de llevar la familia de forma más o menos equitativa.


Querida señora Mountford, quizás se haya preguntado por qué no ha tenido noticias de mí en todos estos años. Lo que pasa es que me han asesinado, señora Mountford. Benedict, mi marido, me ha asesinado. Lo hizo con tanta delicadeza que ni siquiera me dolió. De hecho, apenas me di cuenta. Pero ahora estoy bien, señora Mountford. Sin duda se alegrará de saber que me estoy esmerando

Son relatos que podrían estar sucediendo ahora mismo, en la casa de tus vecinas, en tu propio hogar, o bajo el techo de familiares o amigas. La vida de los matrimonios de clases medias-medias altas con hijos es gris, plana, vacía, llena de problemas y sin más lustre que el vivir en un barrio donde todas tienen los mismos problemas, más o menos. Y sienten que es algo horrible, que no deben buscar ayuda porque es una vergüenza y las demás son perfectas (cuánto bien les haría leer a Maitena).


Por supuesto que su francés (el de una cantante famosa) era exquisito. No había tenido que pasarse la vida entera cuidando a (su marido), comprado comida para él, lavando su ropa, pariendo a sus hijos y cuidando de ellos. Se había dedicado a pensar en sí misma, había pulido su francés y se había ido a la playa vestida con un traje de noche.

Esa insatisfacción de ver la apatía masculina ante el cuidado de los niños y de la casa, dando por sentado que es trabajo de su esposa, y cómo esas esposas dejan de lado el ser mujeres para ser madres y "la señora de", está presente en todos los relatos. El mantener la casa bajo control, el bello sofá blanco sin manchas de fibras en manos de niños salvajes, la cocina limpia, quizás esconda el deseo de poder sentir amor, ese amor que tu madre le dio a tu hermana y no a ti.


-¡No!- exclamó Sara (una de las chicas del Club Literario, en el Club Literario) -Ni hablar. Ni siquiera tendré hijos. Viviré sola. Y nunca, nunca me casaré. El matrimonio no es más que otra manera de decir odio.

Si tu madre te llama, borracha, a los pocos meses de enviudar, mientras preparas la cena para ocho personas, y descubres que tu marido sólo se ha preocupado de decirte que te apures, mientras él se baña y se viste, dejando a los niños sin acostar y la mesa sin tender, ¿comprenderías mejor a tu madre? El egoísmo está presente en todos los sexos, y cada persona lo demuestra de distintas maneras.


-Antes no decías eso- replicó Joe con expresión dolida -Antes decías que te parecía importante que cada uno tuviera su espacio. 
-Eso era antes de darme cuenta de que el espacio significaba que tú te ibas los fines de semana a hacer surf mientras yo me quedaba aquí cuidando a los niños. 
-Te fuiste aquél fin de semana a Brcelona- le recordó Joe. 
-Tienes razón- admitió Christine -No debería haber vuelto, ése fue el error.

Como dijo (más o menos) Maitena, una dibujante muy conocida en mis tierras, en un principio todas las mujeres soñamos con ser otra, pero ahora que sabemos que hasta la más idealizada se come las uñas... Pues algo anda mal, muy mal en el mundo. Es un libro extrañamente satisfactorio, o muy frustrante, depende de si estás soltera y sin hijos, o esclavizada a un marido y bajo la dictadura de la maternidad.

Nota final: 7,5/10

0 comentarios:

Publicar un comentario