Reseña: Incarceron, de Catherine Fisher

En el año 2012, me topé con un libro de hermosa portada, Sáfico. Lo compré sin saber que era el segundo de una saga, y cuando me di cuenta, decidí esperar para comprar el primero y poder leerlos en orden. Así fue que, en esta última Feria del Libro, pude adquirir Incarceron.

Los dos tomos

Lo primero que noté es que el arte de portada es uno de los mejores que he visto en años: con relieve, tinta dorada y plateada, según el libro, buen diseño de tapa. Te da una idea de lo que puedes encontrar dentro, y lo retrató bien.

Lo segundo que noté fue que parecía una historia dividida en dos, que irían reuniéndose conforme pasasen las páginas, y así fue. En el Exterior, un mundo medieval en donde se sigue un Protocolo riguroso y se prohíbe la innovación, todo parece un cuento de hadas a primera vista... Y poco se tarde en descubrir que las intrigas, las traiciones, las revueltas y las restricciones pueden llegar a sofocar a quien no tenga madera para ello. Claudia, la protagonista femenina, es una buena candidata a Reina, ya que es la hija del Guardián de Incarceron... una cárcel en donde está en protagonista masculino.

Finn es un habitante de la cárcel de la que nadie Escapa, una Escoria, y forma parte de la banda de los Comitatus, ladrones y saqueadores, a veces asesinos. En uno de los saqueos, en los que casi pierde la vida, captura a una Maestra, y a cambio de ella obtiene un Cristal, una llave que, como toda llave, puede abrir una puerta. Finn tiene visiones de una vida anterior, una en el Exterior, aunque su memoria empiece solo a los catorce, tres años atrás. Su hermano de sangre, Keiko, un muchacho astuto e inteligente, está más adaptado a la ida dentro de la cárcel, y es mucho mejor luchando que su hermano. Y su lazo es fuerte, más fuerte incluso que el que le une a los Comitatus. Y cuando Finn comienza el viaje para Escapar, termina acompañándolo.

Los personajes que mejor me han caído son secundarios: Attia, la "perro-esclavo" del despiadado jefe de

Tapa del libro

los Comitatus, si bien no es simpática a veces, es astuta y se preocupa por Finn, llegando a salvarle la vida casi a precio de la propia. Y Jared, un Sapient (el equivalente a un sabio del medioevo) que apoya a Claudia y se preocupa por ella, lo cual despierta sospechas, no sólo en otros personajes del libro, que quizás sienta algo más que el afecto de un adulto hacia una avispada muchacha.

La historia de ¿amor? entre los dos protagonistas sólo se insinúa, y en algunos puntos no se distingue si lo que Claudia busca es algo de cariño verdadero de alguien de su edad, o el recuperar un pasado en el que ella fue feliz de verdad.

El Exterior es brillante y rico, aunque se deja entrever que la realidad para la inmensa mayoría de la humanidad es muy distinta a la que se nos ha mostrado. Y la cárcel es, de por sí, un personaje, pero no un personaje más, sino todo un personaje.

Incarceron es un sistema cerrado: si naces allí dentro, eres hijo de la cárcel. Si a la cárcel se le acaba la materia orgánica, empieza a utilizar partes robóticas, para economizar, quizás. Es un mundo inmenso, en los cuales hay túneles, celdas, bosques de metal que florecen con capullos de cobre, ciudades, misterios. Y sociedades en distintos estratos o clases, como la Escoria (los ladrones y criminales que viven en el subsuelo), los Cívicos (que viven en la superficie, intentan no caer en la violencia y ser algo más civilizados) y  algún que otro Sapient que vuela por allí en su barco.

Algunos giros de la trama eran de esperarse, pero otros han sido una completa sorpresa. Si bien el libro no es una obra de arte, dista de ser algo insípido. En una forma similar a "La hechicera de las estrellas" de Sylvia Louise Engdahl, combina ciencia ficción y fantasía de forma tal que le gustará a quien disfrute de un género, o de ambos.

Nota final: 8/10