Con el poco tiempo libre que tengo, el terminar a veces me ha resultado un dolor más que otra cosa. He pasado un día escribiendo sólo lo que tenía planeado, y los dos últimos con escenas que iban o antes o después del lugar en donde, en teoría, debería estar. El final está lejos, y sé que no pasaré de las 50.000 palabras que he elegido para el Camp, pero mujer, qué montaña rusa ha sido.
En tres días terminaré la escritura, y podré dedicarme a otros temas (léase trabajar -de mañana y freelance- y estudiar a la vez, además de tener vida que podría llamarse social). Estaré contenta de haber terminado el mes, de haber cumplido el objetivo, y de poder considerar que esta idea ha germinado, quizás no en la obra en la que terminará, pero sí en la obra que lo inició todo.
Larga vida a la Reina.
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